29 de abril de 2010

Sadness

En verdad no se nota. Pero esta ahí. Hace un tiempo. Mal.
Bien.
I can't help.
Life.
Mal.
No debería.
Pero todo sigue.

8 de abril de 2010

Historias dentro de otras

Era un día tranquilo, como cualquier otro. Algunas nubes, un poco de viento, sol. Caminaba por el bosque que se puede ver en la foto de la derecha. Observando troncos, mirando las hojas caer, escuchando los miles de sonidos que produce el bosque, intentando ver algunos animales, trazando mi camino a mi antojo. Caminaba por partes a veces inexploradas, a veces por rutas muy utilizadas. En eso estaba, distraído, cuando sin darme cuenta apareció un hada a pocos metros de mi. Ella era la típica hada que tengo como imagen en mi mente. (Porque no tengo otra) . Rubia, pelo muy largo, lindos ojos y mejor sonrisa. Vestido rosado fuerte (Sí, rosado fuerte porque no distingo mas allá de esa variedad de color) y en sus manos, un libro. Con extrañeza me acerqué a ella, mientras me sonreía. Me dijo: "Buenos días, ¿escucharías una historia?" Ni pensé en decir que no. "Sentémonos, y dejemonos llevar por la imaginación" Accedí nuevamente. Así que sentado en frente de ella, la vi hojear relajadamente su libro hasta que encontró un relato, y comenzó a narrar. "Esta historia, es la historia de un duende. De ropajes azules y barba pequeña, este duende iba por el mundo contagiando alegría a todo lugar. En cada pueblo, en cada plaza, a cada audiencia, lograba sacar sonrisas. Vivía solamente de la alegría de los demás. Nunca le importó viajar largos días, incluso semanas, porque la recompensa era impagable. Un día, en una de sus travesías, algo lo asustó. Luego, se alegró. Un amistoso fantasma se le apareció. No muy diferente a él, sólo que existía de una manera diferente. Iniciaron una bonita amistad, compartieron cosas increíbles para ser tan distintos. Pasaron alrededor de 8 días, cuando sin mayor explicación que el paso de los segundos, el fantasma se desvaneció. El duende quedó desconcertado. Lo buscó un tiempo, pero no tubo éxito. Así que tomó sus cosas, y partió nuevamente. Para él, fue como llevar una carta, en forma de un recuerdo, todo eso dentro de su mente. Siguió tan bien como pudo, pero siguió. Para él, nada se apagó..." Sonriendo, cerró el libro, siempre con calma, siempre con gracia. "Espero volvamos a encontrarnos" . Y poniéndose de pie, hizo un círculo con su brazo libre y desapareció. Me quedé un rato ahí sentado, descolocado. Creo que pase 10 minutos algo triste, luego 45 minutos algo pensativo, y 5 minutos sonriendo. Comprendí, me paré y seguí caminando por el bosque. Canté mentalmente una canción, toqué el tronco mas cercano, inspiré fuertemente y seguí, al igual que lo hizo el duende. Y sonriendo.