24 de agosto de 2010

Sopita de pollo

Nota: Esto es absolutamente ficticio, solo con pequeñas coincidencias de la realidad.

Una llamada telefónica al teléfono fijo. Una lata bajar a responder, pero nada que hacer, una vez más estaba solo en casa.
- Aló?-
- Freo, tu amiga se enfermó, ven a cuidarla.-
- ¿Tengo opción?- (Aunque ya sabía la respuesta)
- No. En 20 minutos acá.-
Tut-tut. Gracias por sacarme de la duda.
Nada que hacer.
20 minutos después...
- Cuídala, dale de la sopa que hice y que se tome las pastillas.-
Magnífico, ¿qué otra cosa se puede hacer?
Y en verdad eso se puede llamar cuidar a una persona, si tiene tele en la pieza y está acostada todo el día. Easy. A menos que la persona este tan chata de su enfermedad (ya que lleva al menos 10 días en malas condiciones) que anda de un humor bastante "agradable". Este es el caso.
- ¿Me trajiste algo?-
- ¿Qué te podría traer? Me avisaron con suerte hace media hora. Vine corriendo.-
- Exagerado, cof cof. Sabías que estaba enferma. Mínimo algún regalito.-
- No puedes comer nada que te caiga mal.-
- ¿Y un escrito?-
- ¿Y cuándo lo hago?-
- Ahh, chúpalo!-
Con amigas como estas...
- Tss... Agradece que vine, podría perfectamente estar durmiendo en mi casa o haciendo mejores cosas.-
- Naah, no te creo. Tu quieres mucho a tu amiga y por eso viniste.- (Con sonrisa incluida)
Chantaje le dicen por ahí.
- Por supuesto que sí .- (Sin ironía) - A todo esto, ¿hay ido al doctor?-
- No, se me tiene que pasar pronto.-
- Veo como la enfermedad se te pasa.-
- Vale, ¿viniste a molestarme o a cuidarme?-
- Ya filo.-
Las técnicas normales para desestresar a la gente no funcionaban mucho. Así que me puse a ver tele. Algo se me ocurriría después.
Hora del almuerzo.
Sopita. De pollo.
- ¿En verdad tengo que almorzar eso?-
- Sí, y no me obligues a tener que usar la fuerza.- (Amenaza a modo de talla)
- Oe que andai pesado.- (Pero no la entendió).
- Bromas mujer, sabes que tienes que tomartela.- (Paciencia)
- Me aburro pos. Todos los días lo mismo.-
- Si te hago reír ¿te la tomas?-
- Yapoh.- (Aunque desafiante, acababa de perder este desafío. Sabe que siempre se ríe)
- Tu sabes ¿Por qué los chinos son amarillos?-
Resultado: No se tomó un plato, se tomó dos!
Y así, se quebró el hielo. Hablamos de la vida, de sus dramas y de los mios, de como el colegio esta mas lleno de lagis, de mis estudios, deporte y varias cosas más.
Y lo mas importante, se cagó de la risa.